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Benny Moré: la fama no cae del cielo

Benny Moré: la fama no cae del cielo El Beny extrajo de la vida su más rico jugo y lo devolvió en ritmo y armonía”
Nicolás Guillén

La devoción que sentimos por Benny Moré, El Bárbaro del Ritmo, no es más que el sentimiento filial que hacia él nos une. Quienes participamos en el coloquio que tuvo lugar en Cienfuegos y Santa Isabel de las Lajas con motivo del aniversario 80 de su natalicio, así lo percibimos. En este evento nombrado El arte de Benny Moré: su significación en la cultura de nuestro tiempo, logramos acercarnos un poco más a la compresión de este mito de la música cubana.La presencia de personalidades como los musicólogos María Antonieta Henríquez y Helio Orovio; los investigadores Xenobio Faget, José Reyes y Raúl Martínez además del conocido locutor Eduardo Rosillo y el estudioso cienfueguero Roman Villoch, entre otros invitados, nos obliga a presentarles una síntesis de lo que allí hablaron acerca de este músico genial.

Entre anécdotas y criterios de los especialistas durante cuatro jornadas se nos fue conformando paulatinamente la imagen del Benny Moré. Mucho antes que conociera la fama, el predestinado ídolo de multitudes ofrece, con sus 16 años, serenatas a la novia de 14 en Santa Isabel de las Lajas (provincia de Cienfuegos), según el testimonio revelador de su hija Hilda Moré. En tal sentido, largo es el camino recorrido desde que forma un trío en su natal Lajas; que se desenvuelve como trovador en los bares de La Habana; integra el conjunto Matamoros; es cantante en más de seis orquestas en México y graba en Radio Progreso con la orquesta de Ernesto Duarte hasta que decide organizar en 1953 su propia Banda Gigante, la apoteosis entre las capas más humildes de la población cubana.

Para la mayoría de los presentes en el coloquio, resultó una verdadera conmoción enterarnos que en este período de su carrera artística, se desató la Bennymanía. En opinión de Faget, en esa época todo el mundo lo quería imitar. Hablar como él, bailar como él…

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